Cómo hablar con el entrenador de su hijo
Tabla de contenido:
- Hablando con el entrenador: ¿Por qué?
- Hablando con el entrenador: cómo
- Hablando con el entrenador: ¿Debe incluir a su hijo?
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Si su hijo no está satisfecho con su experiencia deportiva juvenil, o usted lo está, es importante hablar con su entrenador. En lugar de verlo como la causa de sus problemas, mírelo como un aliado que puede ayudar a mejorar la experiencia deportiva de su hijo. La mayoría de las veces, los entrenadores realmente quieren ayudar a sus jugadores a tener éxito en el deporte y disfrutarlo también. Entonces, discuta los problemas con honestidad y asegúrese de llevar una mente abierta a la mesa. Tenga a mano algunas soluciones potenciales; no entre con la vaga expectativa de que el entrenador "arregle las cosas". Pero esté dispuesto a considerar opciones en las que no había pensado anteriormente, también.
Hablando con el entrenador: ¿Por qué?
Los problemas que podrían merecer hablar con el entrenador incluyen la falta de tiempo para jugar (solo si no coincide con lo que se creía antes de la temporada), favoritismo, novatadas o acoso entre los jugadores, problemas de seguridad, una sensación de que su hijo no está aprendiendo las habilidades que necesita, o la preocupación de que su hijo esté desanimado o ansioso. O bien, puede que simplemente sientas que necesitas un registro con el entrenador, similar a una conferencia de padres y maestros.
También querrás hablar con el entrenador antes de hacer un gran compromiso con un nuevo equipo o liga. Conozca las expectativas por adelantado antes de prometer dedicar mucho tiempo y dinero a un deporte.
Comparta también las cosas buenas: los entrenadores suelen ser voluntarios y poco apreciados. Entonces, si le gusta lo que hace el entrenador de su hijo (cómo motiva a los jugadores o enseña con elegancia nuevas habilidades), asegúrese de transmitir eso.
Hablando con el entrenador: cómo
Especialmente si se está acercando al entrenador por un problema, esté preparado y sea profesional para aumentar las probabilidades de una conversación exitosa. Apunta a una reunión cara a cara, si es posible. Las conversaciones telefónicas, por mensaje de texto o por correo electrónico dejan demasiado espacio para malentendidos.
Conozca su meta con anticipación y tenga un plan. Puede describir los problemas a medida que los ve (lo más neutral posible; venga preparado con notas y ejemplos), y mencione cómo se siente o se ve afectado su hijo. Prepárese para sugerir una resolución, pero también solicite la perspectiva y los comentarios del entrenador. Es posible que tenga alguna información adicional de la que no haya tenido conocimiento o que no haya tenido en cuenta.
Programe una hora y un lugar que sean convenientes para ambos, recordando ser respetuosos con las otras obligaciones del entrenador. No la abotone después de un juego o práctica, cuando esté ocupada y distraída. Una ubicación neutral suele ser la mejor, por lo que nadie se siente en desventaja. Elija un lugar que sea cómodo, como una cafetería amigable.
Hablando con el entrenador: ¿Debe incluir a su hijo?
Esto realmente depende de su hijo. ¿Cuántos años tiene ella y quiere participar? Algunos niños se sentirán incómodos con esto, pero es importante que se defiendan por sí mismos si pueden. En cualquier caso, esta debe ser una conversación privada, mantenida fuera del alcance auditivo de otros jugadores y padres. Hay menos posibilidades de que el entrenador se sienta acorralado o criticado de esta manera. La excepción: una situación en la que otros padres comparten sus inquietudes. Luego considere una reunión de padres del equipo, lo más probable es que no haya niños presentes.
En cualquier escenario (reunión de equipo, uno a uno, niños presentes o no), el lenguaje corporal y el tono de voz son importantes. Trate de ser tranquilo, asertivo, no amenazante y respetuoso. No empeore los problemas al estar enojado o a la defensiva. Es útil usar las declaraciones del "yo": "Me encantaría que mi hijo tenga la oportunidad de probar diferentes posiciones de juego" (vs. "Nunca dejas que mi hijo juegue a portero"). Intente la "escucha activa", en la que reflexiona sobre lo que dice el entrenador; Eso ayuda a mantener los malentendidos al mínimo.
Intente salir de la reunión con un acuerdo sobre cómo se resolverá el problema. Si el entrenador no es del todo receptivo a sus preocupaciones, su próximo paso sería acercarse al liderazgo del equipo: la junta directiva de la liga deportiva, por ejemplo.
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